Cuando aprendí a caminar , dí pasos agigantados, tan agigantados que por debajo de mis suelas sentía el scracht de un camino haciéndose trizas. Pisé laderas, corrí montañas, lastimé cerros y la buena bonanza del dia se transformó pues en nada entre mis voladizos dedos.....
Cuando aprendi a caminar cegué la mirada pues nada podia ponerme en peligro para mis zancadas gigantes y destempladas.
Sucedió que al fin el tranco largo y sudoroso comenzó a lastimar las falanges de mis dedos.... entonces convine que debia , de veras, aprender a caminar.
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