Cada Día puede ser peor
es una expresión que usó nuestra ex
presidenta haciendo referencia a una seguidilla de catástrofes que golpeaban a
nuestro país por el año 2015; también
frente a su supuesta renuncia al cargo aludiendo a mínimos de aprobación
histórica.
Aceptación fatigada frente a un escenario
oscuramente complejo y una próxima proyección que raya en la actitud pusilánime
y en esto; sin tesón para arribar a algún puerto? Fue la respuesta.
La frase se tornó profética, no por las catástrofes naturales
sino por una actitud entregada, y lo que
con esto reforzó en Chile la idea de falta de liderazgo en el sentido de
conducir los destinos de nuestro país bajo una connotación positiva.
La gobernante vio desvanecer
su popularidad ante la desaceleración económica y una fuerte desconfianza de la
población por la clase política, en medio de investigaciones a empresas por
posible financiamiento irregular a políticos de distintas tendencias.
¿Cómo se puede leer esta
fuerte sentencia de nuestra ex presidenta? y en este sentido las circunstancias
pueden ser presa de eventualidades francamente desfavorables y la conciencia de
ésta realidad puede llevar a leer lo acontecido a proyecciones a modo desmotivante,
y en esto; ¿proyectarlo a futuro? Creo que en este
sentido fue una frase desafortunada.
Existe un hacerse
cargo de tales eventualidades; y como
jefe de Estado hacer que el gobierno funcione.
Por otro lado en el inconsciente
colectivo queda estampada esta aseveración, que como conjugación en el tiempo,
fue verdaderamente; profética.
La manera de enfrentar, de ver, de proyectarse hacia el futuro hace que los ciudadanos creamos o no en
nuestros gobernantes.
Los medios y la prensa
amarillista motivada por el clásico ánimo de vender, sólo acrecentan en las
masas aquello que motiva la conmoción, y , van dando forma a lo que es la opinión pública
que no necesariamente los nutre de “ lo cierto” entendido como la verdad, más
aún pueden coexistir muchas verdades.
La entrega de la información la mayoría de las veces es tendenciosa, que propende de alguna manera a
un fin de entender las cosas tal cual nos las entregan y el cuestionarnos es la
propia labor.
El gobierno de Bachelet termina
con una seguidilla ansiosa de promulgación de leyes y reformas mal pensadas causando un revuelo en
la población acerca de lo que se exponía como un repunte del gobierno, lo cual
polarizaba aún más al país, entre el oficialismo y los movimientos de oposición los cuales aseveraban fuertes críticas a su gestión como mandataria y a la instauración de reformas altamente cuestionadas.
Cada día puede ser peor.
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