jueves, 26 de mayo de 2011







EL CAER DE LOS NIÑOS, EL DESPERTAR DE LOS HOMBRES (PARTE 2)

Así permanecimos inmersos en el silencio, las garras elevadas al cielo ya habían proclamado todo su poder, y vino una oleada de silencio absoluto.

Yo permanecía inmóvil mirando mi reflejo descarnado, entonces fue que vi a Lucy caminando desorientada, corrí hacia ella, nos abrazamos , lloramos, ambos miramos nuestros rostros; descubrimos la mentira en el reflejo.

…Se dieron sus manos comenzando a buscar a los demás. Descubrieron a Bila tendida en el suelo con la vista perdida, pero al ver que Jaime y Lucy se arrojaban a sus brazos volvió en si y lloraron los tres.

Así fueron enseñando uno a uno el engaño de los reflejos y entre abrazos y lágrimas fueron apareciendo, estrechándose, recobrando la esperanza.

Cuando se encontraron todos reunidos se posaron sobre la tierra, la acariciaron, la besaron. La tierra yacía herida, frágil, partida y entre todos juntaron sus voces y le cantaron el cántico que solían entonarle cada noche para que ella se durmiera.

De pronto una explosión poderosa sorprendió a todos desde las entrañas de la tierra, y miraron con sorpresa como enormes hiedras emergían con violencia desde el interior de la tierra. Las enormes ondulaciones verdes cubrían con violencia el brillo metálico de las garras, se apoderaban de ellas, las revestían.

Entonces vi a los niños recobrar el brillo en sus ojos. Trepando por los enormes muros verdes; la fuerza de las ramas los elevo hasta el punto mas alto de las garras, y al llegar arriba tal fue su impresión cuando apareció de pronto todo el esplendor del horizonte…

… La inmensidad del cielo, el trinar de las aves, el viento en sus caras, lo eterno del infinito. La mentira no era más grande q la verdad. Y se sintieron en paz. Comprendieron también q pese a todo estarían siempre unidos de manera entrañable como siempre había sido, y sintieron mucha paz.

Aquella tarde el cielo les regalo una sinfonía de anaranjados, violetas, y el suave planear de las aves volando.

Alicia fue la primera en animarlos a bajar, todos la miraron y advirtieron q debían hacerlo. Ahora puedes verlos inmersos en los pasillos laberínticos de la mole donde instalaron sus vidas.

Cada anochecer cuando la luna emite su primer brillo de luz puedes verlos trepando tranquilos por las ramas, solo para ver contemplar las estrellas.

Pam Molina Jiménez




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